Cuando pensamos en un humanoide convincente, lo imaginamos mirándonos a los ojos, parpadeando y acompañando las palabras con gestos que dan contexto. La robótica avanza a buen ritmo y hay máquinas que resuelven acrobacias con solvencia, pero todavía transmiten más mecánica que humanidad. Lo que falta para que la interacción fluya es el gesto que completa el mensaje. En los últimos meses, anuncios y pruebas en China han empezado a explorar exactamente esa capa.

Cuando pensamos en un humanoide convincente, lo imaginamos mirándonos a los ojos, parpadeando y acompañando las palabras con gestos que dan contexto. La robótica avanza a buen ritmo y hay máquinas que resuelven acrobacias con solvencia, pero todavía transmiten más mecánica que humanidad. Lo que falta para que la interacción fluya es el gesto que completa el mensaje. En los últimos meses, anuncios y pruebas en China han empezado a explorar exactamente esa capa.

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